Desde hace más de 30 años, cada 17 de octubre el mundo conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, una ocasión que invita a reflexionar sobre los millones de personas que aún hoy la sufren y la responsabilidad compartida que tenemos para erradicarla.
La pobreza se mide tradicionalmente según los ingresos o el gasto de una persona o hogar, en función del costo necesario para cubrir necesidades básicas como alimentación, vivienda, educación y salud. A partir de ese cálculo se establece un umbral llamado línea de pobreza. Existe también una línea de pobreza extrema o de indigencia, que considera solo el costo de la alimentación mínima para sobrevivir. Ambas líneas se actualizan periódicamente según los cambios en el costo de vida.